El concilio Vaticano II pide la participación activa, consiente y activa de los fieles dentro de la vida de la Iglesia. Que este curso se convierta en un medio que ayude a vivir este deseo del Concilio, motivando a los fieles, religiosos y religiosas a formar equipos litúrgicos que, en consonancia con sus sacerdotes, hagan en su comunidad crecer el aprecio por las acciones litúrgicas de la Iglesia, que crezcan en al amor a los sacramentos y sea capaces de preparar en su comunidad celebraciones litúrgicas más dignas, hermosas y participadas, para alcanzar la plenitud en el mundo actual.